Bélgica

Experta
Silvia López-Salazar

A medio camino entre Francia y Alemania, en Bélgica se condensan diferentes lenguas, culturas y gastronomías. Y tanta variedad en un territorio tan pequeño es lo que le convierte en un país tan interesante, con joyas medievales, decisivos campos de batalla como el de Waterloo y un paisaje campestre que podría haber pintado alguno de los grandes maestros de la pintura flamenca. En medio de la rivalidad entre el norte y el sur, Bruselas, que tiene todos los elementos propicios para ser la capital de Europa. Bélgica también es para chuparse los dedos. La fama de sus chocolaterías está más que merecida, y un plato sencillo en apariencia como las patatas fritas con mejillones pueden deleitarnos después de una larga jornada de un sitio a otro. La cerveza no podrá faltar en la mesa, aunque antes habrá que saber cuál y aquí nos adentramos en un todo un universo de lúpulo y cereal.