Al dejar sus negocios, el fallecido fundador de la marca de ropa deportiva North Face y gurú de la defensa de la naturaleza, Douglas Tompkins, comenzó a comprar grandes extensiones de terreno en el Cono Sur para transformarlos en parques naturales.
El primer lugar donde fijó la vista en Argentina fueron los esteros del Iberá, en la frontera con Paraguay y Brasil. Junto a su mujer Kristine McDivitt –que a su vez dirigió Patagonia, otra icónica marca de ropa deportiva–se dedicaron a erradicar especies invasoras y a preservar flora y fauna autóctona, como el yacaré, un primo hermano del cocodrilo, o el carpincho, un gigante roedor de vida apacible.
Esta loable labor en manos de la fundación que crearon juntos, The Conservation Land Trust, se puede ver en directo si reservas noche en alguno de los acogedores lodges que ellos mismos levantaron –el Rincón del Socorro era donde pasaban el invierno austral– y te apuntas a las distintas excursiones que organizan en este maravilloso territorio salpicado de inmensas lagunas.
El viaje continúa. Habrás llegado en avioneta desde el aeropuerto de Corrientes y en ese mismo medio aéreo podrás seguir rumbo hasta las cataratas del Iguazú. Así, el desplome de sus 257 saltos de agua en la linde entre la provincia argentina de Misiones y el estado brasileño de Paraná lo contemplarás primero a vista de pájaro. Contemplar toda la energía que desprende la caída de 80 m de la Garganta del Diablo, pura espuma y estruendo, te dejará mudo.
Como la mayoría de las cascadas están situadas en suelo argentino, desde las pasarelas del otro lado de la frontera se disfrutan de las mejores vistas. Esa será la primera de las muchas aventuras que te deparará este escenario épico de la película ‘La Misión’. La reserva va mucho más allá, extendiéndose por un territorio de casi 70.000 hectáreas de selva atlántica, surcado por las aguas del Iguazú y el Paraná y hogar de cientos de especies endémicas de plantas y animales, donde la naturaleza aún es capaz de sacudirse de la huella humana. Escúchala.