Al norte de Israel, en la región histórica de Galilea, te proponemos un viaje entre tres ciudades que suman múltiples capas de historia y son cuna del cristianismo y de la cábala hebrea: Acre, Nazaret y Safed. La primera, fundada por fenicios y cananeos y una de las ciudades más antiguas del mundo, fue el último bastión de los cruzados en Tierra Santa (aquí aguardaba Berenguela de Navarra a que su marido Ricardo Corazón de León volviera de sus sufridas campañas), la cárcel del fundador del bahaísmo y el puerto con el que soñó Napoleón como vía de invasión del Imperio Otomano.
En este marco tan de película, entre otros planes pasearás por los viejos muros de San Juan de Acre y sus laberínticas callejuelas, donde probarás el auténtico ‘hummus’, y a bordo de una lancha rápida escucharás rap árabe a todo volumen (siempre que quieras…) mientras pasas ante el puerto veneciano por donde Marco Polo enfiló hacia el Lejano Oriente.
Nazaret, ciudad de peregrinaje con la mayor población de árabes y cristianos de Israel, nos lleva tras los pasos de Jesús con la visita a la moderna Basílica de la Anunciación –se levantó en 1969–, a su réplica ortodoxa y a un poblado que reproduce la vida en Galilea en la época en la que nació Jesús. Conocerás una tienda de especias con mucho pedigrí y la bella artesanía local de la mano de uno de los mayores expertos del lugar. No podrás despedirte de esta localidad sin haber probado el gran manjar dulce de la cocina palestina, el knafe; varias pastelerías se disputan el honor de preparar el más exquisito del mundo.
De camino a Safed podrás recorrer diversos lugares santos cristianos, como los montes de las Bienaventuranzas y del Precipicio –con vistas de 360 grados–, Cafarnaún a orillas del lago Tiberiades o la Iglesia del Primado de San Pedro. El último hito de este periplo es el gran santuario de la Cábala hebrea, una corriente de pensamiento esotérico cuyas raíces están en España y que emigró hasta aquí, cruzando todo el Mediterráneo, de la mano de sabios sefarditas como Moisés Cordovero, de origen cordobés como bien indica su apellido, y Josef Caro, nacido en Toledo.