La escondida península de Samaná
La península de Samaná nos enamora por su ‘tempo’, por su atmósfera discretamente cosmopolita y por su interior y costa plagada de cocoteros donde es tan fácil perderse (en todos los sentidos). Aún esconde playas salvajes como la de El Valle, situada en mitad de dos centros turísticos, Las Terrenas y Las Galeras, que a lo mejor es lo último que esperabas encontrarte en la República Dominicana.
Las Terrenas era un poblado de pescadores hasta que llegó el asfalto en la década de los 80 y aún así se lo tomó con calma. Es una localidad alegre y despreocupada en torno a dos calles principales en las que no faltan servicios de todo tipo y las fruterías rebosan de mangos, guayabas, ajíes, ñames, auyamas, chinolas, chirimoyas y nísperos, mientras que el todavía llamado Pueblo de los Pescadores es un rosario de chiringuitos y terrazas a pie de playa.
Las Galeras es otra antigua aldea de pescadores donde está recalando una interesante tribu de extranjeros sin billete de vuelta, en particular italianos y franceses, repartidos en el puñado de restaurantes y B&B del frente marítimo. Desde esta suerte de “fin del mundo” salen magníficas excursiones de buceo con tubo en la vecina Playa Frontón, de submarinismo a Cabo Cabrón y de ‘relaxing day’ a playa Rincón.