Atraviesa Namibia por carretera para descubrir parajes únicos como Etosha, la Costa de los Esqueletos o Sossusvlei, y campamentos de confort impensable en pleno desierto. La propuesta es de una ruta circular conduciendo tu propio coche o con chófer.
Parece no haber vida en el inmenso pedregal y, cuando menos te lo esperas, surgen de la nada las cuernas paralelas de un órix. En Namibia todo es una sorpresa, incluidos sus alojamientos enclavados en mitad de la nada. De Windhoek, su pulcra capital, saldrás rumbo norte hacia el lago seco de Etosha, salpicado de charcas en su frontera con la sabana, adonde se acercan para beber mamíferos de todos los tamaños.
Encarando las montañas os internaréis en la tierra pedregosa de la tribu himba, que tiñe su piel de rojo, y en la Costa de los Esqueletos os esperan los barcos encallados en sus playas cubiertas de perpetua niebla. La herencia alemana la encontrarás en Swakopmund, de donde volvemos a dirigirnos tierra adentro al encuentro de las majestuosas dunas, de nuevo teñidas de rojo, de Sossusvlei.