Ligada al continente por el istmo de Ameghino, Península Valdés es uno de los enclaves con mayor concentración de mamíferos marinos del mundo. El polvoriento paisaje es el típico de la estepa patagónica, monótono y llano, y así todas las miradas se concentran a orillas del mar. Conectadas por carreteras asfaltadas o de ripio (tierra), se reparten por su litoral sus abundantes colonias de lobos y elefantes marinos (Punta Norte, Caleta Valdés, Punta Cantor y Punta Delgada).
Nadando en el océano aguardan las grandes ballenas migratorias entre abril y diciembre, que avisarán de su presencia con el chorro de vapor exhalado por sus pulmones. Las orcas haciendo presencia carnívora por las playas.
En este viaje para ‘voyeurs’ naturalistas también conocerás descendientes de pastores galeses y vascos, pingüinos magallánicos de torpe caminar y experto nadar –como elefantes y lobos marinos– y guanacos marrón rojizos de tranquilo pastar, pues corren la suerte de no tener depredadores que no sean humanos.
El mayor espectáculo será ver a la ballena franca austral saltar sobre el agua, asomando buena parte de su voluminoso cuerpo durante el escorzo. Para eso hará falta paciencia, la que una y otra vez nos enseña la naturaleza como único medio para convivir con ella, particularmente en este santuario natural declarado Patrimonio Mundial por la Unesco.