
En pleno proceso de reforma, es la antigua casa solariega de la familia Schiffino, envuelta en una exuberante vegetación tropical de cocotales, palmeras y árboles de caoba. Hoy es la tercera generación quien está al frente de este hotel boutique con vistas privilegiadas al Caribe desde las laderas de la sierra de Bahoruco, a cerca de tres horas en coche desde Santo Domingo, donde además se brindan unas condiciones de hospitalidad que no defraudan.
Sobre una loma que funciona como atalaya-mirador entre ríos y verdes montañas, dispone de 13 habitaciones que exponen arte gráfica del fotógrafo Eladio Fernández en un contexto de decoración moderna sin estridencias. Todas cuentan con terraza privada con vista a la jungla tropical y el mar, y la Ocean View Suite con piscina privada «infinita». Villa Bonita, con dos amplias habitaciones, está pensada para familias.
«Este hotel y su entorno boscoso es la perfecta alternativa de República Dominicana a Costa Rica»
Se hace hincapié en la sostenibilidad (maravilloso su huerto orgánico), el Tanama Eco Spa ofrece múltiples tratamientos y la carta de actividades es larga, desde senderismo, deportes acuáticos, paseos a caballo hasta tenis, yoga, bicicleta de montaña y experiencia canopy a través de las copas de los árboles en un largo alambre. Si te gusta el surf, también puede ser tu sitio. Y si necesitas un poco de “marcha”, la vecina ciudad de Barahona es una excelente vía de escape.