Volamos hasta las antípodas para quedarnos fascinados por las maravillas naturales de la isla sur de Nueva Zelanda, que sugerimos recorrer en coche y a tu aire para no perder detalle de sus paisajes. Christchurch, la población más grande de la isla Sur, servirá de base para este viaje si llegamos en avión. La primera parada podría ser el lago Tekapo, con sus fantásticas vistas de los Alpes circundantes y sus famosas truchas marrones y arcoiris, un remanso de calma que brinda como espectáculo visual el color turquesa de sus agua, debido al “polvo de roca” que se muele por el movimiento glacial y se mantiene suspendido en las aguas del lago.
La ruta debería seguir por la península de Kaikoura, los brazos de agua de Marlborough Sounds, los glaciares Franz Josef y Fox, en plenos Alpes del Sur, para seguir un poco más adelante hacia el lago Wakatipu y el parque nacional Mount Aspiring, para recorrerlos a pie, con la opción de hacerlo también en helicóptero. Fin de trayecto en Queenstown, un paraíso para los amantes de los deportes de aventura y naturaleza.
Para llegar desde la isla Norte hay que coger un ferry hasta la población costera de Picton. Después de tres horas de navegación, el viaje continúa por una relajante ruta panorámica en carretera que atraviesa el valle Rai hasta llegar a Nelson, la ciudad de los bellos jardines y magníficas puestas de sol que se alza sobre la bahía de Tasman. Fue el puerto de llegada de muchos pioneros ingleses que atravesaban el globo en barco buscando aventuras y una vida mejor.
Cerca de 300 kilómetros separan Nelson de Hanmer Springs, una bucólica ciudad situada en la enorme región de Canterbury. En este entorno alpino la oferta de actividades de aventura es muy variada. Prueba el popular ‘bungy jumping’ o ‘puenting’, un “invento” neozelandés, o el ciclismo de montaña, perfecto para disfrutar de la naturaleza y dejar atrás el ruido y las prisas.