Flandes rebosa cultura e historia. También es un paraíso para los ciclistas y un nirvana para los amantes del chocolate y de la cerveza. Una ruta de exploración por los rincones más bonitos de esta región belga te llevará desde Bruselas hasta los canales de Brujas; del esbelto campanario de San Rumoldo en Malinas a las antiguas casas gremiales del barrio de Grasley en Gante; de la casa de Rubens y los talleres de diamantes en Amberes a una granja de ostras en Ostende.
Sin olvidarnos de su pintura. Cómo hacerlo. Durante más de 250 años, del siglo XV al XVII, Flandes jugó un papel crucial en el campo de las bellas artes. Fue en esta región del norte de Bélgica donde se comenzó a pintar de una manera que entusiasmó a toda Europa y en particular a la corte española (Carlos I era de Gante). El realismo de los detalles y la nitidez y el color tan conseguidos –gracias a una nueva técnica de pintura al óleo–, se aliaron para dotar de gran profundidad psicológica a los retratos y de fuerte dramatismo a los paisajes.
Planes para disfrutar de este destino
Pregunta, hay muchos más
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Brinda con la mejor cerveza flamenca
En la visita a Gruut, una de las pocas cervecerías tradicionales que quedan en la Gante –si bien se trata de un proyecto reciente–, probarás una auténtica rareza: una cerveza elaborada según una receta local con hierbas y especias en vez de lúpulo. También tenemos otras opciones de excelentes cervecerías según donde viajes.
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Entrada al taller donde se restaura la ‘Ascensión del Cordero Místico’
En el Museo MSK de Gante verás, tras un cristal blindado, a un equipo de restauradores internacionales devolverle la luz a esta joya imprescindible del arte: 12 tablas pintadas por los hermanos Hubert y Jan van Eyck que se muestran en la Catedral de San Bavón, el lugar para el que fueron hechas.
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Paseo en barco por los canales de Brujas
Si bien está situada tierra adentro, Brujas fue una de las principales ciudades portuarias de Europa en la Edad Media. Apodada “la Venecia del Norte”, conserva una apasionante fisonomía marcada por sus canales y puentes (‘brügge’ en flamenco significa “puente”).
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Lección magistral en un taller de diamantes
Amberes debe gran parte de su riqueza al negocio de los diamantes, que impulsó la comunidad judía. Tras una ruta por algunas de sus tiendas y talleres, en el atelier de un diseñador de joyas podrás ver el intrincado trabajo de tallado y pulido que exigen las gemas.
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Degustación de ostras en una granja
Ostende es famosa por la variedad ‘ostandaise’, que se cultiva en la laguna formada por los canales de su entorno. A finales del siglo XIX, esta ostra plana se servía en las cortes y los mejores restaurantes de Europa. No te quedes sin probarla, que en un lugar así sabe mucho mejor.
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Flandes en bici
En la patria de Eddy Merckx se aprende a andar en bici antes que andar y, en consecuencia, la red de carriles bici de Flandes es una de las mejor conservadas del mundo, además de que existe una cultura de máximo respeto a los ciclistas. Si a esto lo unimos su condición de ser una región llana, el plan está hecho. Pregúntanos, tenemos varias rutas que con las que tentarte (por los escenarios de la I y II Guerra Mundial, de una cervecería a otra, completando algún tramo de los 86km de costa…).
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Un mundo de mujeres: el beguinaje
Las comunidades de beatas del norte de Bélgica son joyas arquitectónicas declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco. Ven a conocer las de Brujas y Lovaina (o las menos conocidas de Gante, Malinas, y Lier) para adentrarte en las costumbres, la arquitectura y las liturgias de estos centros cerrados al resto de la ciudad.
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Así pintaba Rubens
Si bien es verdad que la colección más grande de obras de este maestro del barroco se encuentra en El Prado, fue en Amberes donde tenía su casa y taller, convertidos en un museo donde se recrea con fidelidad su ambiente de trabajo. Te proponemos en paralelo un ruta del siglo de Oro por iglesias donde también podrás admirar obras del maestro.
